miércoles, noviembre 11, 2009


Os cuento… pero no aseguro que lleguéis a entenderme; que sepáis lo que se está provocando dentro de mí. No os lo puedo contar con palabras, porque no lo entenderíamos, no puedo explicar lo que siento porque esta vez, mi cabeza no ha podido filtrarlo; no encuentro las palabras porque no sé dónde buscarlas. Sólo os cuento que lloro… el sabor de mis lagrimas, dulces; os puedo decir que no pesan, no mueren sino nacen. Es mi cuerpo quien se expresa, el corazón a la cabeza y la razón no tiene nada que decir ni hacer, solo impacientarse por no entender lo que pasa. Dueña y guardián de mi vida, forzando lo que soy, seleccionando las exposiciones, polarizando los haces, imprimiendo su voluntad, controlando la mía. Y ahora se perturba, patalea e irrumpe su ira contra mis muros, se siente vulnerable. Pero hoy ya no me importa, hoy me he dejado llorar, sentirme y no pensar… he dejado que mi corazón se libere, una vez, pero envidiarme! Porque lloro y no me importa el por qué. Se retozan mis alientos, juegan entre ellos por todas las habitaciones y rincones, no hay quien les vigile. Hoy están solos y aunque saben que no durara mucho tiempo aprovechan su momento. Y la casa ríe y llora, y se retuerce, y quiere arrancarse del suelo para estar más lejos de él, para que ellos puedan tocar las nubes y oler el cielo. Para que ellos también puedan sentirse libres.