Si nos dieran una lampara mágica y nos dijeran, adelante, pide los 3 deseos, creo que muchos de nosotros nos quedaríamos en blanco... no es fácil saber lo que uno quiere, y cuando uno lo sabe no es siempre fácil aceptarlo. Decir quiero algo, es aceptar que tengo que moverme para conseguirlo, es aceptar el riesgo de no conseguirlo, aceptar la opción del fracaso. Si no quiero nada, en cierto modo no pierdo, pero también me cierro a la posibilidad de ganar. Lo cómodo es no hacer nada, pero, ¿quién dijo que lo cómodo nos haría felices?
Esa ha sido mi opción durante mucho tiempo, quedarme quieta, esperando que pasen cosas. "Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande" Así empezó este blog, ahora quiero ser valiente, quiero arriesgarme, tengo una base sólida que es mi vida, ahora sé lo que quiero y ya no tengo miedo.
Voy a decir lo que quiero, en voz alta y voy a ir a por ello, voy a hacer lo que este en mi mano para conseguirlo... ¿qué tengo que perder? Si no lo consigo seguiré en el mismo punto en el que estoy, pero con la certeza de haberme movido, haberlo intentado. ¿Y si lo consigo? En la vida hay que tener metas, motivaciones que nos hagan seguir mirando hacia delante. Si no, el camino se hace muy duro, necesitamos una dirección. Puedo perderme, puedo cambiar de dirección, pero siempre siguiendo una meta o muchas metas distintas, el límite es nuestra imaginación. Hay que jugar, hay que divertirse, tenemos que aprovechar nuestro tiempo, cada uno de la manera que le haga feliz. No todos tendremos las mismas motivaciones, cada uno tiene que encontrar su camino. Quedarse quieto ya no es una opción.
Keep moving, keep trying.